el super star

Los colores tañían sobre los muros de estilo renacentista, por instantes los brillos opacaban la visión y las voces tomaban otro sabor, en su repentina cantaleta eres el único.
Barrotes de metal se levantan cada 10 metros y al extremo derecho una luz azul resalta, voces por doquier hacen ruido tal que aturden, lentamente tomo conciencia de los 65 metros que he avanzado y de las manos de halan de las mías. De golpe el oscuro bastidor termina en una ridícula luz amarilla que guía a los afortunados a través del camino.

Las calles iluminadas cobijan a bufones y escoltas reales creando un aire devoto
- ¿De donde salieron estos infieles?- pregunto para mis adentros sin hallar respuesta

Reunidos en unos pocos espacios los cortesanos se separan de los simples mortales por una mesa y las escuetas hojas parece que firman autógrafos.

De cuando en cuando los cortesanos son asediados por pequeñas compañías. Me muevo entre la muchedumbre y en algún espacio distingo a un curioso personaje ataviado de oro y plata, galante como solo el en una capa corta que a los costados cuenta con orificios que hacen las veces de mangas, un chaleco con olanes grandes como solos ellos, el pantalón corto grita a los 4 vientos que su portador es inocente y los mallones que gritan les alejen de la capital pena de ser soportados por los botines dorados… el cetro hace juego con este fugaz conjunto, mientras sonriente el portador de tan audaz voltea y lentamente le reconozco, de mi garganta una pregunta surge…Andrés ¿por que vistes así?
Se aproxima lo más que puede y al oído me dice:
No tenia más ropa limpia, la mandare a lavar al fin que el papa paga

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